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martes, 23 de agosto de 2016

Ovnis en estancia La Aurora Mitos y Realidad Parte I

Existen tantas interrogantes alrededor de la Estancia la Aurora, que me pareció un buen momento para ponerlos al tanto de lo que allá sucede.
La Aurora es un establecimiento agrícola-ganadero de unas 1.000  hectáreas aproximadamente que se encuentra a pocos metros de distancia del puente fronterizo Salto-Paysandú tendido sobre el Río Daymán, con un pie en cada uno de estos departamentos. A ella se accede a través de un estrecho sendero de tierra y polvo que se abre a un costado de la Ruta 3. No es una estancia turística como muchos creen, aunque es uno punto muy visitado en Uruguay, por contar en sus cercanías con la conocida gruta del Padre Pío por un lado y por las manifestaciones extraterrestres que allí se supone que ocurren, por otro. La estancia existe desde el año 1918 y pertenece a la familia Tonna-Ratin. Hace tres años falleció el antiguo dueño del campo, Angel María Tonna, y ahora los que se encargan del establecimiento son su mujer y sus tres hijos: Ángel Humberto (el mayor), Tulio (el del medio) y Elena Margarita (la menor). La familia Tonna vive en la estancia, pero por cuestiones de trabajo viajan bastante a otros departamentos.  




El primer acontecimiento raro en la estancia, data de 1976. Según pude averiguar, una noche de febrero de ese año, Angel María Tonna se encontraba en la estancia cuando alrededor de las 10 de la noche uno de sus trabajadores le fue a avisar que estaba viendo una potente luz en el cielo. Acompañado por su familia, se acercó hasta donde le habían indicado y vieron una fuerte luz de unos tres metros de diámetro que descendía en forma pendular. Unos instantes después ascendió de forma vertical introduciéndose en otra de mayores dimensiones en forma de triángulo isósceles. Mientras se alejaba se produjo un apagón en la ciudad de Salto, a 10 kilómetros de la estancia.
Tulio Tonna, recuerda el acontecimiento de esta manera:
“Lo que nosotros vimos fue a partir de febrero del 76. Aparecieron luces muy fuertes que nos producían quemaduras en los árboles, en los animales, en la gente. Eso fue lo que se vio. Y después una luz muy, muy fuerte que de noche iluminaba todos los establecimientos a la redonda, y bueno, la gente lo podía ver. Los vecinos también, entonces era difícil tapar que eso sucediera ahí, porque todo el mundo lo estaba viendo”, contó.

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