Las teorías sobre lo que allí realmente pasa pululan y en muchos casos se contradicen.
Hay una muy difundida que explica que en la Estancia La Aurora hay ubicado aquello que los chamanes llamarían un “axis mundo” o “eje del mundo”, es decir, una abertura de carácter dimensional que permite comunicar las diferentes regiones del Universo. Como el suelo ahí es rico en cuarzos y cristales, se concentra una potente energía que al cabo de períodos regulares colapsa las categorías del espacio y del tiempo y abre un canal a través del cual seres de otras dimensiones pueden acceder a nuestras coordenadas. Se trata de una suerte de portal que puede conectar con otras realidades coexistentes con la de nuestro planeta, pero ubicadas en niveles diferentes de la existencia. La Aurora no es la única zona que posee esta tremenda energía; existen muchos epicentros energéticos como éste en el planeta Tierra, aunque de diferente potencia. Los más poderosos son los del nivel siete, como los de Erks y Azgar en Rusia, el del Tibet, el del Triángulo de las Bermudas y el de la Antigua Capital de los Mayas; el hoyo energético de La Estancia la Aurora, en cambio, como el de Isidris en Mendoza y como otros sitios de Brasil, Colombia, China, Estados Unidos y Europa, es apenas de segundo nivel.
Otra versión, la menos convincente, dice que en La Aurora se habría instalado un observatorio subterráneo de la NASA en el que el gobierno norteamericano lleva a cabo ciertas operaciones secretas en confabulación con las células de inteligencia de Uruguay, pero esto es difícil de creer. Para los que crean en esta versión, muchos de los avistamientos de objetos voladores registrados en la zona podrían ser atribuidos a falsas percepciones de satélites, aviones, prototipos de combates y otras maquinarias de las operaciones militares.
Que la NASA haga investigaciones en este ámbito en Uruguay puede resultar dudoso o no, según quien lo quiera creer. En la entrada de la estancia, hay un cartel que dice textualmente: “Por tema OVNI, preguntar en la NASA”. Le pregunté a Tulio Tonna si es cierto que la NASA se había interesado en los extraños acontecimientos que ocurren en la estancia, y lo mismo le pregunté al coronel navegante Ariel Sánchez de Cridovni.
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