¿Es
evidencia este hallazgo, del contacto prehispánico con extraterrestres? Eso
piensan quienes anunciaron sus hallazgos de piedras y lugares con diversos
grabados en cuevas de una sierra de Puebla, en el centro este de México.
Un
equipo de buscadores de tesoros encabezado por José Aguayo y Manuel Rangel
Vigueras mostraron a los medios imágenes de sus hallazgos cuando exploraban una
cueva oculta en una selva cercana a la costa del Golfo de México.
Unos meses después los buscadores de tesoros de empresas
detectoras de metales invitaron a periodistas para recorrer el lugar, y en los
registros de las visitas dijeron que descubrieron algo más en el lugar de los
primeros hallazgos.
En la
primera exploración de marzo pasado en busca de los vestigios reportados por
lugareños, los buscadores encontraron una entrada que les condujo al sitio
donde yacían unas piedras que después de limpiarlas, revelaron dibujos tallados
con formas diversas poco usuales.
Nombradas
por sus descubridores como “Piedras del primer encuentro”, contienen líneas talladas formando figuras que han
interpretado como seres y naves aliénigenas. Las formas descritas como
“humanoides” están mezcladas con otras “prehispánicas” como “un jerarca” y una
mazorca de maíz.
Para
sus descubridores el primer hallazgo de las llamadas piedras extraterrestres
“representa el encuentro de dos razas cósmicas”, reportó un medio local, y
serían evidencia de “una real convivencia entre humanos y humanoides”, en
expresión de los exploradores, según otro medio.
Las formas talladas en las piedras, piso, muros y cielos de
cuevas del sitio han sido interpretadas por quienes las encontraron como un
jerarca prehispánico hincado ante un ser extraterrestre, a quien entrega o de
quien recibe una mazorca de maíz. Otras mostrarían coyotes e insectos como
grillos y otras figuras aun sin descifrar.
En otra
visita a la zona tres meses después y en compañía de reporteros, los líderes de
la expedición reportaron que en una tercera cueva captaron un brillo dorado que
los detectores de metales que llevaron identificaron como metálico.
En
cuanto a la suposición de que el brillo emanaba de delgadas láminas de oro en
la cueva, los exploradores dijeron a los medios que análisis de las muestras
tomadas en el sitio informarían sobre la naturaleza del metal detectado, sin
tener noticia a la fecha.
Una leyenda de los lugareños relata que en el sitio se incrustó
una nave extraterrestre, y fue esta idea la que llevó a los buscadores de metales
a inspeccionar la zona.
José
Aguayo comentó que el Instituto Nacional de Antropología e Historia del país
(INAH) no tiene injerencia en hallazgos no arqueológicos, y que si les pidiese
las piezas encontradas estaría aceptando “la existencia de personas que habitan
fuera del planeta”, reportó un medio local sobre los llamados hallazgos alienígenas.
Lectores
de estas noticias expresaron su escepticismo y dudas sobre la autenticidad de
las piezas, ante la falta de evidencias confiables sobre los supuestos
hallazgos sin la verificación de expertos,
en medio de un mercado de piezas hechizas y copias para turistas de
zonas prehispánicas y buscadores de lo desconocido.
“Hallazgos”
de dudosa credibilidad advirtió un experto, que no son consistentes en las “muestras”
de oro, propias de entierros con piezas muy elaboradas, formas sin rasgos
prehispánicos y trazos rectilíneos profundos en pisos y muros que no concuerdan
con los usuales en techos o columnas de los petroglifos prehispánicos.
Quienes
consideran posibles los contactos prehispánicos con seres extraterrestres que
podrían evidenciarse en el futuro si no estamos solos en el universo, esperan
los resultados de los análisis y el seguimiento de los hallazgos anunciados.
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